domingo, 9 de marzo de 2014

Primeros días en Finlandia

Hola otra vez!

Hoy, como bien dice el título, os voy a contar mis primeros días en Finlandia.

Como ya sabéis, al aeropuerto fueron a buscarme la madre y la niña mayor; luego, fuimos a recoger a los otros dos niños a los colegios, donde me presentaron a las profesoras (para que supieran que desde entonces los recogería yo), me explicaron más o menos lo que tenía que hacer cuando los recogiese, que no podía entrar con los zapatos o tenía que cubrirlos con una especie de calcetines de plástico, cómo tenía que lavar la ropa de los niños, dónde debía colgarla... todas esas cosas que yo creo solo hay que hacer en Finlandia, porque tenía que lavarla con una manguera meterla en una secadora y dejarla ahí hasta el día siguiente, etc.

Después de la "ruta escolar" fuimos a casa, donde estaba la anterior au pair (coincidí con ella para que me explicase un poco cómo iban las cosas y eso), me enseñaron la casa y cenamos. Pasamos un rato muy agradable charlando y eso, y esperamos a que llegase el padre, y a dormir (a las ocho de la tarde, más tarde os juro que no era).

Llegué un miércoles y los dos días siguientes fueron un poco de centrarme y hacerme a la idea de lo que tenía que hacer y esas cosas, pero la verdad es que ni bajón ni nada que se le pareciese por el momento. En esos días aproveché para empadronarme allí, abrirme una cuenta bancaria y conseguir el permiso de residencia (para más de seis meses) en Finlandia.

Ese fin de semana no pude salir mucho porque tuvimos fiesta de cumpleaños de los niños pero al finde siguiente quedé con unas chicas españolas que había conocido gracias a un grupo de Facebook de "Españoles en Finlandia". Y bendita quedada, todo hay que decirlo, porque para entonces ya estaba empezando a tener mi bajón correspondiente, aunque con la familia estaba contenta, pero los niños no eran tan fáciles como me había hecho creer la madre.
Fui con las dos chicas españolas a Helsinki e hicimos una ruta turística por allí, vimos el Parque Sibelius, la Capilla del Silencio de Kamppi, la Catedral Blanca... Todo muy bonito, pero creo que nunca he sentido algo tan increíble en una iglesia como en la Capilla del Silencio de Kamppi, un silencio absoluto y es entera de madera, la verdad es que se la recomiendo a todo el que tenga la oportunidad de visitar Helsinki.

Hasta aquí la entrada de hoy. Mañana os contaré cómo era mi día a día en Finlandia!

Rocío ;)

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